Cada año miles de personas dedican un periodo de su tiempo libre a servir en un albergue a lo largo de las rutas devocionales, incluyendo Santiago, Vía Francigena, el camino de San Francisco. Se trata de un servicio voluntario y no remunerado.
Son los hospitaleros voluntarios, peregrinos conmovidos y conmovedores que, tras recorrer una ruta devocional, deciden dedicarse a acoger a otros peregrinos. Suelen trabajar durante una o dos semanas en un albergue, manteniéndolo limpio y acogedor y atendiendo las necesidades de los peregrinos. Realizan su trabajo voluntariamente y sólo sirven en albergues que mantienen sus instalaciones por las donaciones libres y anónimas que aportan los peregrinos que pernoctan en ellos.
Los hospitaleros son herederos de una tradición milenaria, que se remonta a la Edad Media, cuando quienes peregrinaban eran considerados huéspedes sagrados y debían ser acogidos como tales. El papel de los hospitaleros voluntarios es fundamental para salvaguardar el profundo espíritu de los caminos de devoción. La gratuidad de su servicio es en sí misma un valor: en un mundo en el que todo parece tener un precio, el encuentro cotidiano de gestos altruistas (el camino del peregrino, la labor del hospitalero) constituye uno de los muchos aspectos profundamente espirituales de la peregrinación.
En los años ochenta el Camino de Santiago resurgió en España, gracias en parte a la dedicación y el empuje de José Ignacio Díaz, el recién fallecido párroco de Santiago el Real de Logroño, un verdadero hito en la historia del camino. José Ignacio recogía a los peregrinos en el camino y los hospedaba en la casa rectoral de Hervías; al día siguiente los acompañaba de vuelta al mismo lugar donde los había recogido. Siendo el mismo un peregrino, era muy consciente de las carencias a las que se enfrentaban los viajeros en aquella época. Y también de lo providencial que era poder contar con un mínimo de asistencia para pernoctar y recuperarse espiritual y físicamente.
El siguiente paso llegó gracias a Lourdes Lluch, una peregrina que en el verano de 1990 alquiló una casa en Hornillos del Camino para acoger a los peregrinos con un donativo libre, sin establecer un precio fijo a priori, iniciando así un prototipo de servicio desinteresado de gran resonancia.
Así nació en España el grupo denominado «Hospitaleros Voluntarios», que pronto pasó a formar parte de la Federación Española de Asociaciones de los Amigos del Camino de Santiago. Durante la década de 1990, comenzó la incesante actividad de renovación de edificios para alojar a peregrinos, a la que contribuyeron voluntarios de toda Europa, con mano de obra, materiales y aportaciones económicas.
Hospitaleros Voluntarios ha demostrado que es posible atender de forma satisfactoria a peregrinos con pocos medios. Desde sus inicios, ha mantenido viva la llama de la hospitalidad tradicional en el Camino de Santiago, basada en la gratuidad para el peregrino y la voluntad de servicio de los hospitaleros.
Los albergues en Italia
En 2023, los albergues donde prestan servicio los hospitaleros de AP se encuentran en:
- Lamporo
- Vercelli
- Garlasco
- Montignoso
- Valpromaro
- Ponte d’Arbia
Si quieres servir como hospitalero en España, ponte en contacto con Manuel Oliva, coordinador de Hospitaleros Voluntarios, en el correo electrónico: manuelhosvol@caminosantiago.org.